domingo, 7 de octubre de 2012

Cambiar de opinión

Ayer por fín después de muchas especulaciones y cuchicheos por nuestra parte, uno de mis amigos trajo a la chica a la que un par de meses atrás nos presentó como 'una amiga', a salir con nosotros como su NOVIA.

Mi pandilla de amigos la componemos un ramillete de chicos y chicas treintañeros, solteros y con unos antecedentes sentimentales un tanto complicados en mayor o menor medida.

Si hay algo de lo que me siento realmente afortunada es de haber encontrado a mis amigos. Salimos de cañas, de copas, a bailar, nos vamos de viaje, de excursión, a ver el futbol... y sobre todo, nos encanta filosofar sobre la vida y el amor.

Supongo que al encontrarnos todos en la misma situación, solemos coincidir en que si hay algo que valoramos sobre todas las cosas es que a día de hoy no necesitamos una pareja para ser felices... porque realmente somos felices tal y como estamos.

Pero después de ver que uno de nosotros ha cambiado de opinión respecto a nuestra filosofía de vida, he estado reflexionando superprofundamente sobre mi reacción cuando me toque a mi... porque... digo yo que algún día también me tocará cambiar de idea.

Como ya sabéis y os he contado varias veces y hasta yo me aburro ya de estar siempre con el mismo rollo... mi ruptura sentimental fue bastante traumática, yo nunca había tenido novio antes y el quedarme soltera y sola en la vida con 30 años (y después también en paro) cuando ya pensaba que tenía mi vida más o menos encarrilada, me desiquilibró totalmente.

Fueron unos meses duros... pero puedo decir que gracias a Dios (o a quién sea) fui recogiendo los restos del naufragio y conseguí acostumbrarme a mi nueva situación y sobre todo, conseguí lo más importante, volver a VIVIR TRANQUILA.

Por eso, el pensar en que un día llegará alguien y volverá a poner mi mundo patas arriba me da un pánico terrible.

La verdad es que ya no recuerdo lo que es sentirse ilusionado con alguien, quizá es por eso por lo que pienso así... Aunque también supongo que esa sensación será la que no te haga pensar en nada. Como a mi amigo, que con 'taitantos' años y un par de relaciones desastrosas a sus espaldas está ahora con sus chica que da envidia verle... con un brillo en la mirada y una sonrisa que yo nunca le había visto ni en nuestros mejores días 'de gloria'.

Que yo no quiero ser agorera ¡por supuesto que no! Pero pienso en que si a mi amigo al final le sale mal esta relación, va a sufrir mucho... Pero claro, quién no se arriesga no gana.

Aunque como dice mi cuñada: "Arrepiéntete de lo que hayas hecho, no de lo que no hayas hecho."

Así que en eso ando reflexionando superprofundamente desde ayer:

¿Amar y sufrir? ¿No amar para no sufrir?

Realmente todo esto es hablar por hablar, porque no estoy enamorada... Supongo que el día que encuentre a quién deba poner mi mundo patas arriba, no me lo pensaré tanto....










jueves, 4 de octubre de 2012

Estrecha y a mucha honra

El otro día hablando con un amigo, me preguntó que como iba de novios y tal... vamos, lo de siempre.

Yo le respondí que nada, que cero patatero ni falta que me hace, pero que había notado un fenómeno curioso:  durante las primeras semanas de mi renovada soltería ligaba muchísimo, pero que de un tiempo a esta parte no se me arrimaba un tío ni para pedirme fuego.

A lo que mi amigo, que ya es perro viejo me comentó:

"¿Sabes cual es el problema, Ana? Que cuando empezaste a salir después de dejarlo con el novio, claro, eras la novedad... por eso se te acercaban tantos tíos. Ahora, después de X meses, esos mismos tíos que te ven por ahí, y que han comprobado que siempre vas con tus amigas y que no les haces caso han pensado: 'Esa es una estrecha'".

A lo que yo le respondí:

"Estrecha y a mucha honra".

Que a mi a digna no me gana nadie mirusté... pero en el fondo me jode que el puñetero tiene razón.

Pero bueno.... ¿y que le vamos a hacer? El estar soltera una vez cumplidos los 31 es lo que tiene... que el romanticismo escasea y eso de conocer a un chico... quedar para el día siguiente, tomar un café, ir al cine y luego si eso... tacatá ya no existe. En el 90% de las ocasiones, el mismo tipo que conoces una noche en un bar primero quiere tacatá y mañana ya 'si eso' nos tomamos el café.

Aunque qué queréis que os diga, yo prefiero mantenerme en ese 10% restante que aún espera a su principe azul... y mientras tanto, seré una estrecha... ¡y a mucha honra!



miércoles, 3 de octubre de 2012

La vida más allá de los 31

Sí señores y señoras, señoritos y señoritas, resulta que hace ya más de un mes que cumplí los 31.

Y resulta que no me he muerto ni nada... que cosas, ¿eins?

Porque si ya me jodió cumplir los 30, a medida que mis 31 se iban acercando, la taquicardia se me iba multiplicando y la regularidad de mis visitas al espejo del baño a comprobar que mi melena (ahora morena) sigue libre de canas, se hacía cada día más enfermiza.

Pues resulta que no, que a un mes pasado de mis 31, ni me ha salido ni una arruga (una que es de cutis agradecido de natural) ni tampoco me han salido canas.

Y para celebrarlo, se puede decir que estoy viviendo mi adolestreinta, aunque mi consultra de belleza de MaryKay se empeñe en decirme que tengo que empezar a cuidarme el contorno de ojos... bla bla bla, envidia cochina que le da, que yo diría que me está saliendo hasta acné otra vez.

Pues eso.

Tengo una teoría: Dios, la vida, el destino... llamémosle X quiso ponerme a prueba, o quizá... ¿castigarme? con un annus horribilis que resultó ser mi año de los 30.

Como de todo lo acontecido durante todo este año ya me he ocupado de manteneros informados (que sí, que sí... que ya últimamente no publico ni ná) y como todos ya sabéis ha sido NEFASTO no pienso entrar en más detalles.

Pero fue: ¡chimpún! cambiar de año y cambiar el chip. Así, tal cual.

Así que por recomendación médica... bueno, médica no, pero sí de alguna que otra compañera de correrías blogueras y público entusiasta en general he decidido que voy a volver (ahora sí, de verdad) y darle un giro al blog.

Porque resulta que sí, que mi vida mola. Que aunque no tenga ni trabajo ni casa ni novio, tengo más cosas en la vida. Aparte decir que alguna de mis carencias antes nombradas (por no decir todas) espero resolverlas en breve.

Y con todo esto, donde quiero llegar es que aunque le haya cambiado el nombre al blog, sigue siendo ese blog que nació hace cinco años y una semana exáctamente y que la que escribe sigo siendo yo misma, Ana, la de siempre... pero con espíritu renovado, ganas e ilusión.

Sean bienvenidos a esta nueva casa, la vuestra, la de siempre.